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2 días en el Parque Nacional de Chitwan, Nepal

El Parque Nacional de Royal Chitwan – Tigres en Nepal.

2 días en Chitwan, la gran reserva natural de Nepal.

Después de visitar los antiguos templos de Katmandú,  una semana de caminata por las impresionantes ‘colinas’ del Himalaya, y unos merecidos días de descanso a las orillas del Lago Fewa (Pokhara), llega la hora de visitar una de las grandes atracciones de Nepal – el Parque Nacional de Royal Chitwan.



El autobús turístico sale de Pokhara temprano, un viaje tranquilo por la ruta principal a Katmandú, asfalto en condiciones y un paisaje verde a contemplar por las ventanas… El desvío a Chitwan es otro mundo, la carretera es polvorienta, excavada en la roca, la montaña surcada por el río Trishuli discurriendo en su inexorable camino hasta La India. Las vistas son extraordinarias, la fuerza de las aguas cursando por la profunda garganta tremenda. Sorprende ver hogares tan humildes, endebles y precariamente construidos al borde del precipicio. Ofrecen un breve descanso al viajero, hospitalidad con servicios rudimentarios y guisos caseros.

Seguimos hasta Chitwan, un pueblecito rural rodeado de cultivos y campos de arroz en una extensa llanura. Nuestro albergue es precioso, un ‘lodge’ de lujo hecho de madera, estilo rústico en un enclave tropical en las afueras del parque natural. El guía nos lleva de paseo, caminando entre pastizales hasta el cercano Río Narayani. Hay un rinoceronte en el agua, bañándose en la orilla opuesta, su pareja se divisa de lejos asomándose entre la hierba alta y matorrales. Es el rinoceronte blanco de un cuerno, una especie protegida en peligro de extinción, igual que el Tigre de Bengala, los leopardos y elefantes que habitan estas tierras, juntos con mamíferos más comunes como las distintas especies de ciervo.

El Parque Nacional de Royal Chitwan es Patrimonio de la Humanidad; el  esfuerzo continuado durante los últimos 30 años para proteger a la fauna está consiguiendo un aumento gradual en su número. Me quedo un tiempo contemplando el rinoceronte ‘unicornis’, casi sumergido en el río – no se mueve y alguien comenta que pueden permanecer así, disfrutando del baño durante horas! El guía nos señala más ejemplos a lo lejos pero es difícil captar una buena foto.

El centro de cría de elefantes está cerca de la entrada del parque; los adultos y los jóvenes son sacados a caminar por el parque todos los días, aunque a última hora de la tarde los vimos encadenados. Hay elefantes salvajes recorriendo libremente por las profundidades de la reserva (engloba unos 950 kilómetros cuadrados) mientras otros permanecen en cautiverio para su procreación. Son ellos quien patrulla Chitwan con los guardianes del parque para erradicar los cazadores furtivos, quienes les llevaron al borde de la extinción. También son utilizados para ‘safaris’ fotográficos, que pretenden ser un medio más ecológico que un tour turístico en jeep.

Hay un típico bar techado de paja al borde del río, genial para relajarse a última hora de la tarde, cerveza fresquita en la mano, y contemplar la puesta de sol sobre la selva. Regreso al ‘lodge’ a cenar en estilo buffet. En serio, es lo que se estila por aquí y la verdad todo bien en un ‘lodge’ súper bonito con una docena de habitaciones estilo bungalow alrededor de un tranquilo jardín con pérgola en medio.

Por la noche hay espectáculo de canto y baile tradicional en el pueblo. Los bailarines se visten con traje regional local y, con más entusiasmo que arte, entretienen con actuaciones tan ancestrales como el «stick dance», digamos el baile del palo. Imitan tareas del campo y la vida rural Nepalí a lo largo de los siglos. Lo más gracioso es una comedia con bailarín ataviado de pavo real.

Por la mañana nos espera un paseo en canoa por el Río Narayani. Juan, un fotógrafo, el guía y yo, navegando en un barco diminuto de madera…nuestro guía explica las distintas especies de cocodrilo que vamos pasando: hay dos tipos en estas aguas, unos que únicamente comen peces y los más peligrosos carnívoros, los Gharial! Continuamos a pie, los cuatro caminamos un par de horas por la selva baja, viendo principalmente monos, ciervos y una variedad de aves acuáticas. El fotógrafo nepalí está haciendo un reportaje para una revista extranjera.

Nuestra agencia, Nepal Adventure Point, había reservado un safari en elefante para recorrer el parque, para ver más de cerca la vida silvestre en su hábitat natural, pero Juan y yo decidimos cambiar los planes e ir en jeep. Primero hay que cruzar el río, y como imaginas no hay puentes aquí en la jungla. El corto viaje en canoa es divertido, una fila india de viajeros en cuclillas tambaleándose dentro de una embarcación rudimentaria con poco fondo. La aventura empieza. El safari en todoterreno nos adentra en un mundo desconocido, descubriendo un paisaje pantanoso de bosques y lagunas, en una misión para buscar al esquivo Tigre Real de Bengala.

Nuestro leader, un guardabosques vestido al más puro estilo safari, se emociona de vez en cuando y escudriña el horizonte con sus binoculares. Apagamos el motor para observar en silencio unos rinocerontes rumiando en el monte. Es una pena pero no nos deja bajar del coche, por seguridad como es lógico – hay que tener presente que los animales pueden ser agresivos. Paramos un rato para visitar un criadero de cocodrilos, los ejemplares agrupados por edades en piscinas de agua al cielo descubierto, eso sí, los recintos envueltos enteramente con red metálica, y con cartel de advertencia “peligro, no meter los dedos”! Los Gharial te miran fijamente y abren sus alargados morros para enseñar una dentadura afilada que parece una sierra.

La selva sureña es un contraste total con las cordilleras montañosas del norte. Compartimos vehículo con una familia nepalí afincada en Australia, han vuelto a su tierra de vacaciones. Nepal es un país eminentemente pobre y un tour como este es todo un lujo para la mayoría de la gente. Recorremos la naturaleza por sendas de tierra batida, vadeando riachuelos a través de unos troncos enlazados. Juan vislumbra una sombra a lo lejos, ‘algo’ cruzando la pista en la distancia, pero es difícil de discernir contraluz y damos la vuelta para regresar. El sol se está poniendo en el horizonte iluminando el paisaje con brillo anaranjado hasta donde alcanza la vista.

Nunca esperamos ver un tigre en realidad, hay tan pocos ejemplares de Bengala en el mundo, hubiera sido milagroso cruzarnos con uno. De vuelta al ‘lodge’, un guía nos saluda – Raju llevaba el jeep que iba detrás del nuestro, y su grupo sí vio un tigre, una bestia de rayas anaranjadas, justo cuando se iban alejando. Así que no era su imaginación, Juan vio el legendario tigre de Bengala… ¡aunque no tenemos foto que lo demuestre!

*Fotos de la fauna por cortesía de Raju Mahato, guía de Chitwan

Información sobre visitas al Parque Nacional de Chitwan en www.nepaladventurepoint.com


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